Esta es una pregunta que me hicieron muchas veces cuando decidí dar el paso de vegetariana a vegana.
Para entendernos bien, vamos a explicar primero qué significa cada uno de estos conceptos.
El vegetarianismo es un régimen que elimina de la dieta el consumo de productos cárnicos y pescados. Esto significa que una persona vegetariana, por lo general, sigue consumiendo productos de origen animal como huevos, leche, quesos, miel… Y no suele haber tampoco consciencia en cuanto al uso de los animales para la moda, la experimentación, el entretenimiento…
El Veganismo, por otro lado, no habla de dietas, es un estilo de vida, una ética donde las personas rechazamos cualquiera forma de explotación hacia los animales no humanos. Esto significa que no sólo no comemos nada que proceda de ellos, sino que también estamos en contra de su uso para experimentación, entretenimiento, moda…
Creo que la diferencia está clara, hablamos de una dieta (vegetarianismo) y de un movimiento ético (veganismo).
Entonces, volviendo a la pregunta que nos ha traído hasta aquí: ¿Por qué ser vegetariano no es suficiente para la lucha por la liberación animal?
La respuesta corta es porque seguimos perpetuando el sistema opresor. La respuesta larga viene ahora
Para explicarlo mejor voy a recurrir a un par de argumentos muy comunes que se utilizan para defender el consumo de huevos y lácteos, por ejemplo.
Muchas veces me han dicho que a la vaca no la matan para obtener la leche y que, de hecho, es necesario sacarla porque si no tendrían problemas en las ubres (hablamos de vacas como podemos hablar de otros mamíferos como las cabras).
Por dónde empezar… La vaca lechera no existe. No hay una vaca que por arte de magia produzca leche, esto nos lo ha hecho creer la industria láctea. Si las vacas producen leche es única y exclusivamente porque son madres. Se las insemina artificialmente y tras nueve meses, al dar a luz, se les quita a su bebé a las pocas horas o días de nacer para que este no pueda consumir la leche de la madre. En este momento, a la vaca se la conectara a máquinas de ordeño durante unos 3 meses (que es el tiempo que aproximadamente están produciendo la leche) y luego, de vuelta a empezar.
¿Puedes imaginarte el estrés emocional que debe ser tener a tu bebé 9 meses en tu vientre y que nada más nacer te lo arrebaten? Las vacas lo sufren una y otra vez y lloran la pérdida de su hijo durante días. Vivirán esto unas 3 o 4 veces a lo largo de su vida, ya que el desgaste físico del embarazo, el parto y la extracción de leche no les permite ser “útiles” más de 3 o 4 años, momento en el que la vaca es enviada al matadero.
“Bueno vale, las vacas sufren una vida terrible y angustiosa, pero ¿qué pasa con los huevos? Yo tengo un tío que tiene gallinas y las tiene sueltas y felices por el huerto. A veces, incluso, las deja picar algún huevo” Esto, que es muy común oírlo, no puede ser más erróneo.
Las gallinas son unos animales que han sufrido tal cantidad de modificaciones genéticas que han pasado de poner de 12 a 20 huevos al año a poner entre 250 y 300. A parte de ser un proceso extremadamente doloroso para la gallina, la cantidad de calcio y nutrientes que tienen que emplear para formar el huevo acaba con sus vidas en pocos años por tumores, prolapsos, retenciones de huevos, etc. Y no, comiéndose sus propios huevos no recuperan ni la mitad de lo que han perdido. Las únicas gallinas felices son las que no ponen huevos (y si, existe la manera de parar su producción para que puedan tener una verdadera vida, pero ya hablaremos sobre esto en otro momento)
Si realmente te importan los animales, ser vegetariano no es el final del proceso, no es el punto en el que tienes que parar y acomodarte. Investiga y se consciente de lo que ocurre en la industria y date cuenta de que siendo vegetariano no estás salvando a nadie, el uso y abuso continua, ve más allá y cuestiona tus hábitos.
@mayantigo_vegan