Dulce García Cabeza es candidata del Movimiento Alternativo Electoral (MAE) a la presidencia del Cabildo de La Palma. No es palmera, pero lleva 17 años viviendo en la isla, los mismos años que lleva ejerciendo como abogada.
Precisamente, como abogada lleva prestando asesoramiento gratuito a los afectados desde la erupción, un proyecto que a día de hoy sigue funcionando, “no le hemos pasado ni una factura a nadie”, asegura.
Vive en El Paso y dice sentir el abandono del borde de las carreteras, el deterioro que causó el incendio del verano de 2021 y que aún es visible, los coches abandonados, los quitamiedos oxidados, muros sin enfoscar… y se pregunta cómo hemos llegado hasta aquí. “Mi impresión -nos dice- es de cuando me vine hace 17 años las cosas estaban mejor que ahora”.
Hablamos, como no, de política con esta conversadora nata que desprende un tsunami de energía y que se expresa sin filtro y nos dice que ve demasiada crispación en el ambiente político palmero. Y a pesar de que aspira a ser presidenta del Cabildo, no tiene reparos en denunciar que en la isla hay “demasiados cargos públicos”. “No puede haber tanta gente para gobernar a cuatro gatos”, opina tajante. Cree, además, que tantos los cargos como su personal de confianza deberían“cobrar normal”, aclarando que el sueldo debería ir acorde a su responsabilidad y su eficiencia y no por la cantidad de tiempo que le dedican a su labor.
Sobre la campaña electoral, explica que ella y sus compañeros han decidido ceñirse estrictamente a los 15 días que marca la ley, “porque da tiempo de sobra para explicar las cosas y porque la gente está ya cansada de que la aturrullen”, nos dice, al tiempo que critica a cargos como Borja Perdomo, vicepresidente del Cabildo y candidato del PSOE, que lleva ya varios meses de campaña “paseándose por la isla” y dedicándose a su partido, pero sin renunciar al sueldo público.
Respecto a la gestión del volcán y el postvolcán, la candidata de MAE reconoce que no sabe si en una circunstancia como esa lo habría hecho mejor que los actuales gobernantes, pero asegura que, al menos, habría mantenido los pies en la tierra. ¿Y que es para ella mantener los pies en a tierra? “Reconocer, por ejemplo, que lo de los contenedores fue una mierda de idea, aunque al principio les pareciera buena”, espeta. “Que lo digan, ¿qué les cuesta? Que los han entregado en enero y ya está oxidados, que la gente no pudo encender la calefacción en invierno porque no pueden pagar esa factura”.
Dulce García cree que los responsables políticos palmeros tendrían que haber luchado más por otras soluciones, como los edificios que tienen a medio terminar las entidades bancarias y que, según nos dice, suman más del triple de capacidad alojativa que las casas contenedor. “Un convenio con los bancos para finalizar esos edificios de viviendas habría salido más barato”, explica, y recuerda que esta propuesta ya se planteó en la primera reunión que se celebró con los afectados en la Casa Masieu. “En esas reuniones llegamos a mirar catálogos de viviendas modulares prefabricadas preciosas, y no me explico cómo y en qué momento se abandonó la idea de las viviendas modulares para quedarse con la de los contenedores”.
Reconoce que, para dar el salto a la política, el volcán ha sido su detonante personal y asegura que la erupción vino a destapar “un problema que ya existía de antes”. “Todo el mundo en la calle conoce los nombres y apellidos de esos problemas, pero siguen ahí”, añade. “Si las tareas hubiesen estado hechas y la gestión hubiese sido, con anterioridad, más eficiente, no estaríamos en la situación en la que estamos ahora”.