¡Te lo dije!

Ni las penas de banquillo orquestadas por Santiago Pérez, ni los pactos contra Coalición Canaria han servido para evitar que Fernando Clavijo tenga la llave de la próxima mayoría política para el próximo Gobierno de Canarias. Más de uno andará arrepentido de sus propios actos, a lo que otros tantos vendrán a decir: ¡te lo dije!

Tranquilos, al principio supone un duro golpe de encajar, pero poco a poco se va asimilando. Recomiendo encarecidamente lubricar las zonas más sensibles para evitar rozaduras porque no hay nada tan duro, abrasivo y correoso como reconocer que te has equivocado estrepitosamente. Que conste que tan solo estoy haciendo apreciaciones subjetivas sobre hechos que todos somos capaces de observar y entender, sin ánimo de hacer leña del árbol caído.

Anunciaba ayer José Miguel Barragán que Coalición Canaria iniciaba las conversaciones oficiales con los partidos políticos con representación en el arco parlamentario autonómico a excepción de VOX, quien queda fuera de toda hipótesis. Por cierto, un Parlamento autonómico que inauguró este martes, Día de Canarias, la ampliación de sus instalaciones en la capital chicharrera. La cara de circunstancias del pobre Ángel Víctor Torres era digna de quedar inmortalizada para la posteridad a golpe de puntilla en un marco de madera noble.

Comienza el baile a ritmo de folia y el paso lo marcan los nacionalistas de Fernando Clavijo. Y yo reconozco que me quedo preocupada por el bueno y saleroso de Román Rodríguez, porque no sé si pasados 4 días de las elecciones ya ha encontrado otro echadero después de que los tristes resultados de Nueva Canaria a nivel regional no le hayan alcanzado para seguir dando en el Parlamento lecciones magistrales de política, de economía, de sociología y de la receta del potaje de berros, porque este hombre sabe de todo más y mejor que nadie.

Pero me tranquiliza saber que don Román lleva toda su vida viviendo de la política, sin haber dado palo a agua en el mundo laboral real y encontrará la manera de seguir iluminándonos con su retórica a cambio de un sueldo público.

Queridos lectores, esta dama se despide hasta la próxima, augurando que los matrimonios políticos que se están concertando darán mucho que hablar, porque los personalismos, la soberbia y poca altura de miras son, tristemente, las cualidades más comunes de nuestros políticos. Y repito: Ajolá me equivoque.

Doña Rosita

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