ARTÍCULO OPINIÓN

LA SENDA DEL PERDEDOR


“España va bien” repetía incesantemente Jose María Aznar como si de un dogma se tratase allá por principios de los 2000, mientras crecía de forma desmedida y descontrolada la burbuja inmobiliaria que acabaría por cimentar una de las mayores crisis económicas de nuestra era contemporánea, a la vez que metía al país en una guerra absolutamente injustificada para defender los intereses petrolíferos de una nación aliada, entre tanto se producía una de las mayores catástrofes medioambientales con la debacle del Prestige en el noroeste del país y proliferaban los casos de corrupción aún no descubiertos en toda la nación, sí, los mismos que derivarían en esos nombres tan mediáticos como “Gurtel” o “Púnica”.


“No estamos en crisis, es una recesión” “No se harán recortes” repetía Jose Luis Rodríguez Zapatero solo un par de años después, tratando de tapar el sol con la punta de su dedo, justo a la entrada de la crisis económica más profunda que hemos vivido en los últimos setenta años en toda la nación, la cual le llevo a realizar los recortes más profundos en servicios básicos de los cuales tengamos registro.


“No pactaré con los independentistas”, “No podría dormir tranquilo teniendo a Podemos en el gobierno” repetía su heredero y nuestro actual presidente de la nación D. Pedro Sánchez, solo unos días antes de las elecciones que le auparon a la presidencia, justo antes de pactar con todos los partidos independentistas en una suerte de “pacto Frankenstein” y de meter por primera vez en un gobierno nacional al partido antiguamente dirigido por Pablo Iglesias.


Pero ya conocemos el tópico: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.
“En la palma está todo solucionado”, “No ha regado en la zona de puerto naos quien no ha querido, ha habido agua para todos”, “No sabíamos donde iba a salir hasta el último momento”, “Esta carretera es esencial para el desarrollo del valle”, “No hay intereses privados en esta obra”, “No vamos a dejar a nadie atrás”, “Están acabados todos los expedientes, todas las personas tienen su casa”, “Los agricultores no pueden quejarse, han cobrado más que nunca”, “Esta obra es necesaria para hacer llegar el agua a las hoyas”, “Las facturas del ayuntamiento están todas en regla”, “Se ha puesto a disposición del gobierno el suelo hace meses”.


“Así que eso era lo que querían: mentiras. Mentiras maravillosas. Eso es todo lo que necesitaban” Bukowski, La senda del perdedor.

Compay III

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