Que Transvulcania está muerta, ha quedado patente el pasado sábado. Aunque más bien debería decir que la han matado algunos. Ahora bien, lo primero que debe hacer un gestor público es reconocer los errores ya que negando la mayor solo te van a caer más palos. Esto es de manual. Basta con escuchar los comentarios del pueblo en la calle, los bares, las redes, ver el perfil del Presidente del Cabildo. No puede ser verdad que esté todo el mundo equivocado.
En esa línea debería de haber ido el discurso oficial de nuestro Presidente del Cabildo, Mariano Zapata, y de Raquel Díaz, consejera responsable de SODEPAL el lunes después de la Transvulcania, reconocer el error. Sin embargo, el grupo de gobierno ha preferido intentar, por enésima vez, engañar al pueblo con mentiras y datos falsos sobre la prueba para maquillar la realidad. Y es que si repites una cosa muchas veces, tú mismo te la terminas creyendo, pero ya al pueblo no se la cuelan de nuevo.
Que esta ha sido la peor Transvulcania de la historia, lo pudimos ver todos. Empezando por su campaña de promoción local, nacional e internacional, que fue prácticamente nula. Prueba de ello es que en esta edición, si la comparamos con la edición de 2019, tuvo ni más ni menos que 1.600 corredores menos en su línea de salida. Imagínese que hasta el día anterior estaban vendiendo dorsales del pseudo kilómetro vertical. Corredores estos que no vinieron a la isla en esta edición. Ni tampoco sus familias que no gastaron dinero en nuestros comercios y restaurantes, alojamientos, etc. Suma y sigue.
A nivel deportivo, los grandes equipos de corredores internacionales tampoco vinieron, por mucho que nos quieran vender la moto que es la edición con más élites. Mientras, antes los grandes equipos como Salomon, Asics, Adidas, Buff, Scott, Tuga, entre otros, venían con la plantilla completa a la isla, en esta edición, en la mejor de las situaciones, enviaron a uno o dos corredores elite, en el mejor de los casos. Por no hablar de que la prueba la haya ganado un tipo que la ganó hace once años, habla también mucho del escaso nivel deportivo que había al no acudir ni siquiera los vencedores de ediciones anteriores.
Si hablamos de la repercusión mediática internacional, cuando antes venían a la isla más de cincuenta medios de todas las partes del mundo a hacer reportajes, vídeos y fotos de la prueba, ahora estos medios se han quedado en su casa por la nefasta gestión de la publicidad y marketing de la prueba. Antes los medios no cabían en la zona de prensa de meta. Ahora en cambio casi que con un taburete era suficiente.
Dicen que la retransmisión en streaming fue una gran bomba, pero resulta que la estaban viendo apenas 100 personas cuando llegó en ganador, literal. Por no hablar de la calidad de la retransmisión, sin demasiadas cámaras por el recorrido, falta de contenido, disminución de horas de retransmisión. Más de lo mismo con la retransmisión de la prueba por televisión, que si bien mientras en 2019 se retransmitió durante cinco horas en directo, en esta edición la retransmisión televisiva de lo que era este emblema palmero ha sido de apenas dos horas.
La imagen de Los Canarios, El Pilar y Tazacorte vacíos ha hecho saltar las lágrimas a muchos. En Los Llanos de Aridane, la Avenida Enrique Mederos sin un alma. Una meta desangelada que antes era un hervidero de aficionados y curiosos. Hasta las señoras que salían en albornoz en Los Canarios en esta edición han preferido seguir abrigadas en la cama. Total, ¿a quien iban a ver?.
Otro asunto delicado es que esta Transvulcania no apoya a la empresa palmera. Ahora la empresa catalana / francesa que controla la prueba prefiere traerlo todo de fuera y no dinamizar nuestra economía insular pasando de las empresas palmeras que fueron las que en su día apostaron por la prueba y la hicieron crecer. Curioso esto cuando es la propia Sociedad de Promoción Económica de La Palma quien promueve el evento. Los soportes publicitarios vienen de fuera, las lonas, las camisetas, la bolsa del corredor… Imaginen ustedes que hasta los voluntarios se los traen de Barcelona. Ahora vete a preguntarles que como llegar a Pinos Gachos, a ver que te dicen.
¿Servicios al corredor? La pela es la pela, neng. Sin servicio de fisioterapeuta en meta. De locos. Más aún cuando los precios de las inscripciones se han disparado pero en cambio no ofrecemos mejoras en el servicio al corredor, le damos una bolsa del corredor de carrera de tercera división y el margen se lo quedan en el bolsillo los franchute / catalanes.
Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? El germen de todo este desastre comenzó cuando Mariano Zapata y Raquel Díaz decidieron dejar en manos del mayor competidor de Transvulcania, su total control y prescindir de quienes llevaban más de una década organizándola y haciéndola crecer. Subcontrataciones, despidos injustificados de personal para terminar pagando 200.000€ a la competencia para que la hunda. Aunque todos sabemos que esta Transvulcania, aun subcontratada sale unos 650.000€ de nuestro bolsillo. Así lo ha reflejado la propia empresa organizadora en su solicitud de subvención al Gobierno de Canarias. Pero no se sorprenda usted, esto de la externalización ya lo hizo Zapata en 2016 cuando externalizó Transvulcania por primera vez y se la dió su colega de Gran Canaria Javier Frugoni, otro tiro que le salió por la culata, pero en esta ocasión se ha coronado.
Solo tengo que decirles una cosa, ¡cierren al salir!
El Alma de Todoque